APRENDER A APRENDER
No hay manera de negarlo, la velocidad del cambio parece aumentar cada vez más. Presente en todos los sectores económicos y consolidando muchos otros, los cambios también han generado nuevos modelos de negocio y alteraciones en el comportamiento del consumidor que están experimentando una transformación significativa, especialmente con la evolución y la aparición de nuevas tecnologías.
De hecho, hay una presión imperativa sobre los empresarios, quienes cada vez se sienten más presionados para comprender y responder rápidamente a estos cambios, que van desde modelos de gestión hasta cómo se realiza el trabajo, lo que los obliga a experimentar un aprendizaje continuo.
Por esta misma razón, no hay espacio para la resistencia, ni prejuicios contra hacer cosas nuevas; más bien, las organizaciones necesitan avanzar hacia el horizonte en busca de oportunidades de crecimiento, y es parte de este proceso que los profesionales adquieran nuevas capacidades mientras realizan su propio trabajo. Esto requiere disposición para experimentar, estar abierto a ser siempre un aprendiz en constante renovación, una noción extremadamente incómoda para la mayoría de nosotros.
Fue mientras trabajaba como coach y consultor con cientos de ejecutivos en diferentes áreas que tuve la oportunidad de estar con personas exitosas en este tipo de aprendizaje. Uno de los puntos que se hace muy claro al analizar el perfil de estos ejecutivos es que no dudan en exponer su falta de dominio de ciertos temas; de hecho, tienen una visión muy clara de sí mismos, por lo que siempre quieren entender y dominar verdaderamente nuevas habilidades. Otro punto que llama mucho la atención es que rutinariamente hacen preguntas concretas. Comprenden la dinámica del aprendizaje, lo que los hace completamente abiertos a explorar temas e implementar acciones innovadoras precisamente porque comprenden la importancia de sus propios errores, lo que mejora su curva de aprendizaje. Obviamente, estos elementos aparecen de manera más natural en algunas personas que en otras.
En este sentido, al observarlos, fue posible resumir sus diferencias en función de algunas habilidades mentales muy simples que cualquiera puede utilizar para desarrollarse. Así que aquí exploraré los cuatro atributos fundamentales mapeados con estos ejecutivos y cómo ampliarlos en nuestra vida diaria para desarrollarlos como habilidades y experimentar así el poder del arte de aprender a aprender:
Ambición, Autoconocimiento, Curiosidad y Vulnerabilidad
Ambición
Difícilmente nos hacemos esta pregunta: ¿Soy o no soy ambicioso? Por supuesto, es importante recordar que la ambición no es codicia. ¡Cuidado! La palabra “ambición” proviene del latín “ambire”, que significa “moverse libremente”. La codicia, por otro lado, proviene de “ganatum”, “ganancia”. Es decir, la persona ambiciosa es aquella que se mueve de su lugar de confort, busca lo que desea, asume riesgos, se esfuerza, se dedica, mientras que la persona codiciosa está paralizada en su deseo de ganancias excesivas; codicia, avidez, cupidez, y así atrapada en su propia codicia, reteniendo todo lo que recibe para sí misma. La persona codiciosa es egoísta y no duda en hacer lo que sea necesario para lograr lo que quiere sin importar los medios para hacerlo. La ambición se trata de una conquista que está más allá de lo obvio, lo común, en la que importan los medios para lograrlos. Una persona corrupta es codiciosa, mientras que un emprendedor es ambicioso.
Explicada esta diferencia, ahora podemos pasar al aspecto práctico. Es fácil descubrir si hay ambición en ti o no: ¿quieres hacer un esfuerzo para aprender una nueva habilidad o no? ¿Eres valiente o no? Los grandes aprendices tienden siempre a aumentar su nivel de ambición, ¿sabes por qué? Porque es adictivo. Sí, el conocimiento es algo que motiva. El aprendizaje activa naturalmente el sistema de recompensa, y esto es muy importante ya que, en general, la culpa por resistir a emprender los cambios necesarios para alcanzar el éxito profesional recae completamente en nosotros.
Ahora, ampliemos este análisis al entorno laboral. ¿Alguna vez te has encontrado en una situación en la que la empresa para la que trabajas decidió adoptar un nuevo enfoque, como actualizar el sistema de informes, o reemplazar la plataforma ERP, o reestructurar los procesos de gestión y definir nuevos KPI? Cuando algo así sucede, ¿estabas ansioso por ponerlo todo en práctica? ¿De verdad? Lo dudo. Probablemente tu primera reacción sea querer encontrar razones para justificar no querer asumir este desafío y aprender algo nuevo. Como: “Tomará mucho tiempo.” “El viejo método funciona bien.” “Apuesto a que es solo un capricho y que no mejorará nada.” Desde temprana edad, aprendemos a vivir una vida de rutinas en la que nos enseñaron a mantener ciertos estándares dentro de lo más obvio. Por eso, generalmente el primer obstáculo surge cuando nos enfrentamos a nuevas enseñanzas: nos enfocamos en el lado negativo y reforzamos inconscientemente nuestra falta de ambición con justificaciones.
Sin embargo, cuando nos permitimos reenfocar este tipo de creencia, podemos beneficiarnos precisamente de una condición natural del ser humano, que es estimular el deseo de aprender cosas nuevas. Para ello, tenemos que partir del principio de que realmente queremos aprender algo, y así centrarnos en el lado positivo, en las ganancias que ese aprendizaje traerá a nuestra vida personal y profesional, y vislumbrar un futuro contemplativo en el que cosecharemos las recompensas. Simplemente cambiar de una perspectiva negativa a una positiva ayuda a impulsar la acción. Los investigadores del comportamiento han descubierto que cambiar el enfoque de los desafíos a visualizar las ventajas es una excelente manera de mejorar la ambición inicial para realizar actividades que antes se consideraban poco atractivas.
Muchos de mis clientes buscan el proceso de coaching para intentar reencontrarse dentro de su vida profesional y buscar algo nuevo para dar un nuevo impulso a sus ambiciones. El conocimiento nuevo es esencial para que puedan generar no solo nuevas oportunidades, sino también motivación para nuevos logros. En este sentido, hace unos años, junto con un cliente que me marcó mucho por su evolución y logros, desarrollé con él toda una nueva estrategia profesional, delineando paso a paso qué conocimientos serían necesarios adquirir, y a partir de ellos, generar nuevas posibilidades de mercado y así alcanzar otro nivel profesional deseado. Curiosamente, aunque él estuvo completamente involucrado en el desarrollo de la estrategia, dudaba continuamente en adquirir conocimientos en gestión ágil. Aunque la mayoría de sus colegas se estaban moviendo en esa dirección, él estaba convencido de que no tendría tiempo para dedicarse a estos aprendizajes y de que no serían importantes para su carrera. Finalmente, me di cuenta de que este era un problema de ambición y lo animé a pensar en cómo familiarizarse con el mundo de la gestión ágil podría ayudarlo personalmente.
Después de una serie de preguntas en las que lo instruí a hacer consigo mismo, se dio cuenta de que sería útil comprender mejor cómo los modelos de gestión de proyectos actuales estaban respondiendo al mercado, así que comenzó a explorar este tema con sus colegas y su equipo. Luego le sugerí que imaginara la situación en la que estaría el próximo año si dominara estos nuevos modelos. Comenzó a entusiasmarse y observó: “Probaríamos diferentes enfoques en los equipos de desarrollo. Tendríamos agilidad dentro de procesos confiables y una visión más clara del progreso del proyecto y la satisfacción del cliente. Y ahorraríamos tiempo y dinero descartando rápidamente enfoques menos eficientes.” Casi pude sentir cómo crecía su aspiración. En pocos meses, se había inscrito en los cursos programados y pronto estaba obteniendo sus certificaciones, convirtiéndose en un centro continuo de aprendizaje. Luego comenzó a repensar sus estrategias profesionales más importantes y desafiantes a la luz de la nueva perspectiva y las nuevas habilidades.
Autoconocimiento
El mundo de la autoayuda no escatimó esfuerzos en esta cosa llamada autoconocimiento. Parece que se convirtió en la solución para todo y para todos, pero por supuesto, no es exactamente así, porque antes de hablar de autoconocimiento, es necesario entender de qué estamos hablando, después de todo, somos individuos únicos que vivimos una vida única en cada fracción de tiempo. Por lo tanto, quiero dejar claro que la propuesta aquí va un poco más allá, y la intención es familiarizarse más con el concepto de autoconocimiento, en el que propongo que tiene que ver con la retroalimentación, descubriendo cómo nos ven los demás. Cuando se trata de aprender, nuestras autoevaluaciones, lo que sabemos o no sabemos, las habilidades que tenemos o no tenemos, casi siempre son extremadamente inexactas. En mi trabajo, descubrí que en las personas que se autoevalúan con mayor precisión, el proceso comienza dentro de su propia mente: tienen claro y entienden que su perspectiva generalmente contiene sesgos e imperfecciones, y por lo tanto luchan por una mayor objetividad, lo que las hace mucho más abiertas a escuchar y seguir las opiniones de los demás. El secreto está en prestar atención a cómo te hablas sobre ti mismo y luego cuestionar la validez de esta “conversación interna”. Piensa ahora, por un momento, y considera que tu jefe acaba de entrar en la sala y ya comienza a decir que tu equipo no está completamente capacitado y que necesitas mejorar tu evaluación sobre el desarrollo del talento. ¿Cuál será tu reacción? “¿Qué? Estás equivocado. Mi equipo es fuerte.” La mayoría de nosotros, cuando nos presionan y se cuestionan nuestras capacidades, tendemos a responder emocionalmente de manera defensiva. Tenemos muchas dificultades con la crítica.
Para ello, hay un ejercicio muy útil que se centra en darse cuenta de la situación y preguntarse a uno mismo: ¿Es cierta la crítica? ¿Tengo hechos para defenderme, o debería sostenerla? En el proceso de autorreflexión, es posible descubrir con lucidez que estás equivocado y que tu jefe tiene razón, o que la verdad está en algún punto intermedio, para cubrir a algunos de tus subordinados terminaste haciendo algunas cosas tú mismo, y una de ellas es inconsistente con el cumplimiento del plazo; sin embargo, otras dos son extremadamente importantes. El secreto es aprender a escucharte a ti mismo, de manera que hagas del momento una experiencia de aprendizaje útil, y esto tiende a llevar a una situación de manera equilibrada. Lo que quiero decir es que la autorreflexión debería funcionar como un “testigo imparcial” para que puedas estar abierto a ver las áreas en las que podrías mejorar y, a partir de ahí, instigar el lado ambicioso del logro dibujando estrategias sobre cómo hacerlo.
Tuve un cliente que tenía una visión miope de sí mismo y no escatimaba esfuerzos para convencerse de que era un gran líder y ejecutivo. Sí, es cierto que era un tecnócrata excepcional. Sabía todo en su campo y tenía un sentido crítico de trabajo muy alto, además de un gran instinto para resolver las cosas, y la alta dirección de la empresa reconocía todos estos puntos fuertes. El problema es que siempre tendía a prestar atención solo a las personas que confirmaban su visión de sí mismo y no podía, de ninguna manera, lidiar con comentarios sobre sus debilidades.
Su gerente me contrató para un proceso de coaching para ayudar a este cliente a lidiar mejor con su equipo, ya que él mismo no podía percibir que su propio equipo no se sentía comprometido o inspirado. Cuando finalmente logré que se permitiera cuestionar sus suposiciones, como: “¿En mi equipo, todos están enfocados y son productivos? Si no es así, ¿hay algo que se pueda hacer de manera diferente?”, pronto se dio cuenta de la necesidad de hablar con el equipo, y ahí fue cuando se dio cuenta. Se volvió mucho más consciente de sus necesidades de desarrollo y abierto a la retroalimentación. Se dio cuenta de que no era suficiente tener ideas estratégicas si él mismo no podía ver la realidad a su alrededor. Comenzó a compartirlos con sus subordinados, a discutirlos con ellos y luego a establecer prioridades claras, respaldado por objetivos trimestrales y por objetivos individuales del equipo, controles regulares de progreso y sesiones de resolución de problemas.
Curiosidad
En el libro de John Medina, “Brain Rules”, describe la importancia del aprendizaje en la vida de las personas, así como también cuánto los niños son insaciables en su búsqueda continua de aprender y comprender. Según él, “esta necesidad de explicación está tan arraigada en su experiencia que algunos científicos la describen como una necesidad instintiva, al igual que el hambre, la sed y el sexo”. Esta necesidad continua de aprendizaje también es motivadora, como se mencionó anteriormente. El cerebro ansía conocimiento; cualquier novedad tiende a capturar el enfoque mental precisamente porque activa el sistema de recompensa, y esta condición natural no puede ser suprimida cuando no se estimula o cuando estamos abrumados por responsabilidades y preocupaciones. Por lo tanto, en lugar de sucumbir a la tentación natural de vivir en la misma rutina y convertir la vida en una burbuja dentro de la zona de confort, reforzando así el desinterés inicial por un nuevo tema, uno debe aprender a cuestionarse con preguntas curiosas, intrigantes y desafiantes. Alimentar nuestro sentido de la curiosidad por algo nuevo que desafíe nuestras propias creencias nos programa para tomar acciones de acuerdo con ellas.
No faltan estudios en psicología conductual que han demostrado, por ejemplo, que las personas pueden mejorar su disposición para enfrentar las tareas necesarias pensando en una forma diferente de llevarlas a cabo y así hacerlas más interesantes. La estrategia radica en construir una visión desafiante. En otras palabras, crear un diálogo interno para motivar el cambio de “esto es aburrido” a “¿qué pasaría si pudiera…?”
Puedes usar la misma estrategia en tu vida profesional observando el lenguaje que usas cuando piensas en actividades que ya te interesan: ¿Cómo…? ¿Por qué…? ¿Será que…? y recurrir a ello cuando necesites ser desafiante. Luego, da otro paso para responder a la pregunta que te hiciste: lee un artículo, pregunta a un experto, encuentra un maestro, únete a un grupo, investiga, lo que sea más fácil.
Recientemente trabajé con una cliente que acababa de recibir una excelente oferta de trabajo de una empresa que le ofrecía un puesto destacado pero que requería conocimientos de un área técnica muy específica, un área que, para ella, era “la parte más aburrida de la ingeniería”. A pesar de que lo manejaba muy bien, odiaba cualquier área altamente técnica, tenía una visión mucho más gerencial que tecnocrática. Dada su incomodidad, la persuadí de lo contrario y le pregunté en qué área estaba más interesada y por qué: “gestión de proyectos”, respondió. “Me fascina el desarrollo de proyectos, manejar a nivel macro, hablar con el equipo, siempre buscar soluciones, analizar números, analizar KPIs; para que mi vida profesional sea perfecta, necesito tener desafíos constantes. Me imagino al frente de varios proyectos, equipos multidisciplinarios; es una forma noble de interactuar con otros profesionales, pensar, estar siempre en acción. No es una cuestión de poder, aunque me encanta, sino de sentirme empoderada por tener que ser estratégica, experimentar desafíos todo el tiempo.”
Le expliqué que su “lenguaje desafiante” podría aplicarse dentro de las responsabilidades que se le ofrecían. “¿Es sorprendente que alguien pueda encontrarla interesante?”, respondió en tono de broma cuando se dio cuenta de que tenía una oportunidad en la que realmente podría marcar la diferencia si usaba todas sus habilidades de gestión con los equipos que tendría la oportunidad de liderar.
Como un juego de ida y vuelta, comencé a motivarla a pensar en un mundo hipotético dentro del rol que estaba a punto de asumir, cómo sería idealmente, algo que necesitaba describirme como un punto de partida perfecto. Ella comenzó a pensar en voz alta sobre posibles respuestas y luego hizo otras preguntas curiosas. Inmediatamente, se mostró muy interesada y se dio cuenta de su poder para enfrentar desafíos mucho más allá de lo que ella misma había imaginado, y pronto decidió aceptar el desafío. Días después, me llamó para decirme que había tenido una conversación con el ejecutivo a cargo de su contratación, y le encantaron sus ideas y le dio carta blanca para hacerse cargo del área y realizar los cambios que consideraran importantes para mejorar los resultados, así como la calidad del ambiente laboral. En los meses siguientes, aprendió lo que necesitaba saber para sentirse lista para desempeñar su nuevo rol. ¡Tan simple como eso, rompiendo creencias!
La próxima vez que te pidan que aprendas algo nuevo en el trabajo, o te des cuenta de que deberías aprender algo porque te ayudará a desempeñarte mejor en tus actividades, reúne el coraje para formular preguntas curiosas y desafiantes sobre el tema: ¿Por qué otros saben sobre esto y yo no? ¿Cómo facilitaría este aprendizaje mi trabajo? ¿Cómo puedo marcar la diferencia? y luego busca las respuestas, ponlas por escrito, relacionalas con la evolución de tus habilidades profesionales y especifica las ganancias que obtendrás con estos conocimientos. Solo descubrirás una cosa: lo que parece ser un tema “aburrido” puede ser el desencadenante que tanto esperabas para despertar tu deseo de ir mucho más allá, de desafiarte a ti mismo y, sobre todo, de alimentar tu curiosidad.
Vulnerabilidad
A medida que avanzamos en nuestra carrera profesional, naturalmente, con la experiencia también vamos desarrollando un sentido de empoderamiento que nos da la ilusión de que nos hemos vuelto buenos o incluso excelentes en algunas cosas, y difícilmente queremos perder este estatus de no ser buenos en otras. También es parte de esta evolución profesional aprender a adoptar justificaciones, muchas veces un tanto creativas, cuando ocurren “fallas rápidas” en el trabajo. Esto genera una ilusión de que sabemos más de lo que realmente sabemos, principalmente porque con el tiempo vamos creyendo que lo que sabemos es más importante que otras cuestiones o pensamientos. De hecho, también es parte de la psique humana aprender a valorar nuestros puntos fuertes. Entonces, la idea de no hacer algo bien durante semanas o meses, de sentirse incapaz y lento, de hacer preguntas “mudas” — “no sé de qué estás hablando” — de necesitar orientación paso a paso continuamente o incluso de tener que volver a una sala de clases para aprender o reaprender es extremadamente aterradora.
Aquí es donde entra en juego el poder de la vulnerabilidad. En el libro de Brené Brown, “El poder de la vulnerabilidad”, ella destaca que “A las personas no les importa cuánto sabes, hasta que saben cuánto te importa”. Y esto puede convertirse en una gran trampa para nosotros. Si realmente quieres crecer y convertirte en un gran profesional y alcanzar nuevos desafíos, es necesario permitirte ser lo suficientemente vulnerable como para aceptar que hay dentro de ti un estado de principiante que necesita mantenerse vivo. Cuando intentamos algo nuevo y lo hacemos mal, generalmente nos ocurren pensamientos terribles: Odio esto. Soy incompetente. Nunca voy a poder hacer esto bien. ¡Esto es tan frustrante! Este ruido palpitante en nuestro cerebro deja poco espacio para el aprendizaje. Pero cuando adoptamos la idea de principiante, la forma ideal de pensar es vulnerable y al mismo tiempo equilibrada: Para empezar, no voy a ser bueno en esto porque nunca lo he hecho antes. Y sé que puedo aprender con el tiempo. Ves, ser vulnerable no significa ser una persona débil o incapaz.
De hecho, debería verse como una condición en la que no estás seguro de cómo actuar o qué hacer, pero aún así buscas formas de abordarlo. Es como decirle a tu equipo en respuesta a una pregunta: “No sé qué hacer en este momento, pero buscaré una respuesta a esto lo antes posible”. Esto lleva al principal aspecto positivo del poder de la vulnerabilidad, que es fomentar el aprendizaje continuo sobre temas y cuestiones que no dominamos. Y esto nos lleva a otra ventaja, que es salir de la zona de confort. El mayor error que puedes cometer en tu vida personal o profesional, pero principalmente como líder, es engañarte demostrando todo el tiempo, como alguien que tiene todas las respuestas. ¿Qué margen estás abriendo para ti mismo para conocer algo nuevo? Si tienes una solución para todo, no hay necesidad de ampliar tus horizontes, ¿verdad? ¿Cómo te sentirás motivado para ir más allá?
La vulnerabilidad es un acto de resiliencia, que puede definirse como la capacidad que una persona tiene para enfrentar problemas, superar obstáculos, recuperarse de situaciones inesperadas y adaptarse a cambios. A su vez, está relacionada con la valentía. Para desarrollar todas las características necesarias para volverse resiliente, se requiere valentía. Esto se debe a que sin esta capacidad de enfrentar lo desconocido y de ir más allá de lo que uno está acostumbrado a hacer, es casi imposible crecer, adaptarse a nuevas condiciones y recuperar una postura segura en un nuevo entorno.
En psicología del comportamiento, está claro que cuando las personas son alentadas a esperar errores y aprender de ellos al comienzo del proceso de adquisición de nuevas habilidades, el resultado es un “aumento en el interés, la persistencia y la mejora del rendimiento”.
Recientemente, atendí a un cliente que es un gerente de proyectos senior que fue designado para coordinar un equipo de desarrollo en Alemania. Estaba teniendo dificultades para adaptarse a vivir en otro país y trabajar con colegas de otras culturas, y su respuesta fue enfatizar su experiencia en gestión en lugar de reconocer su estatus de principiante en el nuevo entorno. Lo ayudé a identificar su resistencia a ser un principiante cultural, y logró cambiar su diálogo interno de “esto es tan incómodo, solo me centraré en lo que ya sé” a “tengo mucho que aprender sobre las culturas alemanas. Aprendo rápido, por lo tanto, podré lograrlo”.
Pronto se dio cuenta de que el gran secreto radica en cómo los profesionales que forman un equipo trabajan juntos. Cuando se sintió seguro, a su vez, se fijó el criterio más difícil que definitivamente necesitaba cumplir, y está totalmente relacionado con el papel y la postura que él necesitaba. Quien lidera un grupo de empleados también necesita transmitirles seguridad psicológica, y una forma de lograrlo es mediante el poder de la vulnerabilidad.
La capacidad de adquirir rápidamente y de manera continua nuevas habilidades y conocimientos es esencial para el éxito en un mundo dinámico. Ahora que sabe más sobre el poder de la vulnerabilidad y toda su importancia, el próximo paso es descubrir cómo convertirse en un líder positivamente vulnerable. Para completar este artículo, aquí van mis consejos:
- Desecha tu armadura: la postura de que lo sabes todo y de que no cometes errores.
- Busca tu autoconocimiento: es fundamental que te conozcas más, tanto como persona como profesional.
- Pide ayuda a tu equipo: no actuar como si lo supieras todo es una forma de ampliar tu conocimiento.
- No dejes de tener conversaciones difíciles: todas las relaciones son de doble vía.
- Ten la confianza como base de la relación con tu equipo: cuando la base de la relación entre líder y liderados es la confianza, delegar funciones y dividir actividades se convierte en un proceso fácil y natural.
Si actualmente no tienes ambición, autoconocimiento, curiosidad y vulnerabilidad para ser un aprendiz eficiente, entonces cambia tu forma de ver las cosas y busca desarrollar estas herramientas simples. Te ayudarán a considerar el hecho de que hay algo mejor que puedes aprender, y esto no es fragilidad, sino una forma de valorar tu desempeño y buscar mejores resultados para todos. Créeme, estos simples 4 pasos son un gran comienzo para tu cambio y realmente te ayudarán a llegar allí. ¿Entonces, vamos a practicar?
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OBRIGADO POR LEER Y VER A MARCELLO DE SOUZA EN OTRA PUBLICACIÓN EXCLUSIVA SOBRE EL COMPORTAMIENTO HUMANO
Hola, soy Marcello de Souza. Comencé mi carrera en 1997 como líder y gerente en una gran empresa del mercado de TI y Telecomunicaciones. Desde entonces, he participado en importantes proyectos de estructuración, implementación y optimización de redes de telecomunicaciones en Brasil. Inquieto y apasionado por la psicología del comportamiento y social. En 2008, decidí sumergirme en el universo de la mente humana.
Desde entonces, me he convertido en un profesional apasionado por descifrar los secretos del comportamiento humano y catalizar cambios positivos en individuos y organizaciones. Doctor en Psicología Social, con más de 25 años de experiencia en Desarrollo Cognitivo Conductual y Organizacional Humano. Con una carrera diversa, destaco mi papel como:
Master Sênior Coach & Trainer: Guiando a mis clientes en la búsqueda de metas y desarrollo personal y profesional, logrando resultados extraordinarios.
Chief Happiness Officer (CHO): Fomentando una cultura organizacional de felicidad y bienestar, impulsando la productividad y el compromiso de los empleados.
Especialista en Desarrollo del Lenguaje y Comportamiento: Mejorando las habilidades de comunicación y autoconciencia, capacitando a las personas para enfrentar desafíos con resiliencia.
Terapeuta Cognitivo Conductual: Utilizando la terapia cognitivo-conductual de vanguardia para ayudar a superar obstáculos y lograr una mente equilibrada.
Constelación Psíquica Sistémica Familiar & Organizacional: Basada en las leyes sistémicas y psíquicas del comportamiento que rigen nuestros afectos, esta práctica ofrece una visión profunda de las influencias ancestrales que moldean nuestro viaje.
Hipnoterapeuta: Basada en la interacción entre mente y metáforas, la Hipnoterapia ayuda a superar obstáculos, patrones no deseados y promueve el autodescubrimiento.
Conferencista, Profesor, Escritor e Investigador: Compartiendo conocimientos valiosos e ideas en eventos, entrenamientos y publicaciones para inspirar cambios positivos.
Consultor y Mentor: Aprovechando mi experiencia en liderazgo y gestión de proyectos para identificar oportunidades de crecimiento y proponer estrategias personalizadas.
Mi sólida formación académica incluye cuatro postgrados y un doctorado en Psicología Social, junto con certificaciones internacionales en Gestión, Liderazgo y Desarrollo Cognitivo Conductual. Mis contribuciones en el campo son ampliamente reconocidas en cientos de clases, sesiones de entrenamiento, conferencias y artículos publicados.
Coautor del libro “El Secreto del Coaching” y autor de “El Mapa No es el Territorio, el Territorio Eres Tú” y “La Sociedad de la Dieta” (el primero de una trilogía sobre el comportamiento humano en la contemporaneidad – 05/2024).
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2 Comentários
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Marcello de Souza, Ph.D.