MIS REFLEXIONES Y ARTÍCULOS EN ESPAÑOL

VIVE EN TUS PROPIOS TÉRMINOS

En la inmensidad de la vida contemporánea, estamos continuamente absorbidos por un espectáculo de imágenes y representaciones que nos definen y nos moldean. Una sociedad regida por la incesante búsqueda de validación externa, donde la apariencia, el consumo y la aceptación colectiva se convierten en los mayores indicadores de valor. Este es el escenario que se nos impone: un espectáculo en el que somos espectadores y, muchas veces, personajes secundarios, viviendo en función de las expectativas que nos rodean. Pero, en medio de este torbellino de imágenes fabricadas y vidas idealizadas, surge una pregunta que resuena en las profundidades de nuestra alma: ¿dónde está nuestra capacidad de ser los autores de nuestras propias historias?

Guy Debord ya señalaba en 1967 que el mundo contemporáneo sería denominado La Sociedad del Espectáculo, no como solo un desfile de imágenes, sino como una estructura de poder que moldea nuestra percepción de la realidad. Lo que debería ser vivido y experimentado directamente se convierte en representación, en algo que debe ser consumido, validado y amplificado. El espectáculo es un mecanismo que nos aleja de nuestra esencia, distanciándonos de la experiencia genuina de la vida y empujándonos a crear una identidad que no es nuestra, sino que se ajusta a las normas y los estándares impuestos por una sociedad que reduce la vida a una mercancía. En un mundo donde todo se ha convertido en imagen, donde la autenticidad se pierde en medio del consumo de perfecciones fabricadas, ¿cómo podemos recuperar el poder de vivir en nuestros propios términos?

Zygmunt Bauman, con su análisis de la sociedad líquida, también nos advertía sobre la fragilidad de las relaciones y la volatilidad de los valores que componen esta realidad. Vivimos en un mundo donde la fluidez y la inestabilidad nos hacen vulnerables, donde la búsqueda de un lugar seguro nos obliga a adaptarnos a un molde colectivo, perdiendo nuestra capacidad de actuar de acuerdo con nuestra propia razón, lo que él más tarde denominaría moral líquida. Pero es precisamente aquí donde surge el verdadero desafío: ¿cómo podemos recuperar nuestra capacidad de elegir? ¿Cómo podemos rescatar nuestra autonomía y volver a ser los amos de nuestras propias vidas, libres de las imposiciones de un sistema que nos obliga a vivir la vida de otros?

La filosofía de Spinoza nos da una luz para esta liberación. Para él, la verdadera libertad no es la ausencia de restricciones, sino la capacidad de vivir de acuerdo con nuestra razón, con nuestra esencia más profunda. La verdadera potencia humana no está en seguir las expectativas del mundo, sino en ser capaces de actuar según nuestros propios valores, en crear una vida que sea genuinamente nuestra. La libertad de ser quienes realmente somos, de escribir nuestra historia sin las ataduras de un guion ya preestablecido, es lo que nos permite recuperar nuestra dignidad y nuestro poder de elección.

La idea de autoconocimiento de Spinoza se alinea directamente con el concepto de vivir de acuerdo con nuestros propios términos, como se propone en el texto. Para él, conocer nuestra propia naturaleza y nuestras emociones es esencial para actuar de manera auténtica y racional, en lugar de ser prisioneros de nuestras pasiones o de las expectativas sociales.

Spinoza cree que, cuando logramos entender nuestra propia naturaleza y los mecanismos internos que nos mueven, podemos alcanzar una forma de libertad más profunda y duradera, que no depende de influencias externas. Esto es muy coherente con la idea de vivir auténticamente, en armonía con lo que es esencial para nosotros, como veremos a continuación.

Esta visión de Spinoza es extremadamente relevante al discutir cómo superar el “mismoísmo” y abrazar la verdadera libertad —la libertad que viene del autoconocimiento y de la alineación con nuestra propia naturaleza, sin someternos a presiones externas o convenciones impuestas por la sociedad.

La cuestión, por lo tanto, ya no es sobre lo que la sociedad espera de nosotros, sino sobre lo que nosotros queremos para nuestras vidas. ¿Cómo podemos ser los autores de esta narrativa, los creadores de nuestras propias historias, en un mundo que constantemente intenta definirnos? La revolución comienza dentro de nosotros, cuando decidimos resistir la presión externa y regresar a nuestra verdadera esencia. La verdadera libertad no está en ser aceptados por el espectáculo; reside en nuestra capacidad de ser fieles a nosotros mismos, de vivir de acuerdo con nuestros propios términos.
En este artículo, exploraremos las implicaciones de esta verdadera revolución. ¿Cómo podemos, en un mundo saturado de imágenes y representaciones, recuperar la autonomía sobre nuestras vidas? ¿Cómo podemos, ante un sistema que intenta borrar nuestra individualidad, reconectarnos con nuestra verdadera potencia? La filosofía nos ofrece respuestas, pero el camino para vivir de manera auténtica exige valentía. Es un camino que comienza con la simple, pero poderosa, decisión de ser el autor de nuestra propia vida.

El Éxito Más Allá de las Convenciones

La incesante búsqueda del “éxito” que nuestra sociedad impone termina distorsionando el verdadero significado de vivir plenamente. A medida que todos buscamos reconocimiento y validación, nos quedamos atrapados en patrones externos, cuyas métricas de éxito son determinadas por factores que nada tienen que ver con nuestra esencia.

No por casualidad, y como ya se ha dicho, la gran cuestión que surge es: ¿cómo recuperar el poder de elegir? ¿Cómo romper con las ataduras del “éxito” impuesto y retomar las riendas de nuestras propias vidas? La respuesta a esta pregunta no está fuera, sino dentro de nosotros. Si retrocedemos en el tiempo, podemos comenzar con los estoicos, que señalaban que la clave está en algo que tenemos en nuestras manos todo el tiempo: la capacidad de controlar nuestros propios pensamientos, elecciones y actitudes frente a las circunstancias. Como Epicteto nos enseña: “No son las cosas las que nos perturban, sino la opinión que tenemos sobre ellas.” En otras palabras, la verdadera libertad, y por ende el verdadero éxito, se alcanza cuando podemos tener la claridad de que el mundo en el que elegimos vivir es el mundo que también elegimos crear, y no por casualidad que represente cómo reaccionamos ante los desafíos de la vida, cuando nos convertimos en curadores de nuestro propio destino.

El camino hacia esta liberación pasa por la toma de conciencia de que no somos víctimas de las circunstancias. La visión tradicional del éxito, que se basa en logros externos y patrones de aceptación, está profundamente arraigada en una visión reduccionista y superficial de la existencia humana. Del mismo modo que filósofos como Sócrates y Nietzsche ya nos advirtieron sobre los riesgos de vivir para agradar a los demás, de medir nuestra vida por la aprobación externa. Sócrates afirmaba que “una vida no examinada no vale la pena ser vivida”, destacando que el verdadero éxito no está en buscar la validación ajena, sino en vivir conforme a nuestra propia verdad interior, siendo los protagonistas de nuestra propia historia. Por otro lado, Nietzsche, con su audaz “Hazte lo que eres”, nos desafía a abandonar las convenciones y abrazar nuestra individualidad, incluso si eso significa romper con las expectativas de la sociedad y vivir al margen de lo que es ‘normal’.

Y es aquí donde entramos en el campo de las cuestiones prácticas y la filosofía aplicada a la psicología cotidiana. Para que podamos, de hecho, conquistar ese éxito auténtico, es necesario abandonar la idea de un éxito impuesto, un éxito “externo”, y embarcarnos en una jornada de autoconocimiento. Martin Seligman, uno de los principales exponentes de la psicología positiva, argumenta que el verdadero bienestar, y por lo tanto el verdadero éxito, no se mide por los logros materiales, sino por un conjunto de cinco elementos fundamentales: emociones positivas, compromiso, relaciones, significado y realización. Su teoría PERMA sugiere que el éxito genuino es aquel que trasciende las expectativas sociales y se define por nuestra capacidad de vivir alineados con nuestros valores y deseos más profundos.

En este sentido, espero que entiendas que el verdadero éxito está en aquello que refleja nuestra esencia, no está en las métricas externas, como la fama o la riqueza, sino en vivir una vida de significado, donde somos fieles a nosotros mismos. Y desde esta perspectiva, la pregunta que se plantea ya no es “¿qué es el éxito para los demás?”, sino “¿qué significa ser el autor de mi propia vida?”. ¿Cómo podemos retomar la autonomía y la capacidad de escribir nuestra propia historia, sin ser prisioneros de un guion preestablecido por la sociedad?

La verdadera libertad está en actuar conforme a nuestra propia razón, y no de acuerdo con las convenciones externas impuestas por el mundo. El éxito, entonces, deja de ser una búsqueda de patrones exteriores, y se convierte en un ejercicio de alineación profunda con lo que somos en esencia.

Al abandonar las convenciones y regresar a lo que es más genuino dentro de nosotros, recuperamos el poder de elegir. Este es el primer paso hacia una verdadera revolución interna, donde seremos capaces de vivir conforme a nuestros propios términos y escribir nuestra historia de manera única y auténtica.

El Riesgo de la Búsqueda del Éxito Tradicional

También es un hecho que vivimos en una era marcada por el agotamiento. La sociedad moderna ha establecido un modelo de éxito basado en la acumulación: más dinero, más reconocimiento, más productividad. La promesa es que, al alcanzar estos niveles, finalmente encontraremos felicidad y plenitud. Pero, ¿realmente sucede eso?

Los números revelan otra realidad. La búsqueda desenfrenada de estatus y validación externa ha llevado a un aumento sin precedentes de trastornos mentales, ansiedad crónica y agotamiento profesional. En lugar de realización, lo que encontramos es una sociedad enferma.

La crisis de la salud mental es uno de los mayores desafíos de la actualidad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 280 millones de personas sufren de depresión en el mundo, y este número sigue creciendo. La depresión ya es la principal causa de discapacidad global, y se prevé que, para 2030, se convierta en la enfermedad más impactante para la calidad de vida, con 450 millones de personas sufriendo de este mal.

En Brasil, los números son aún más alarmantes. Un informe de Ipsos (2023) reveló que el 53% de los brasileños afirman sentirse frecuentemente estresados, colocando al país en la cima del ranking global de estrés. Además:

• Brasil es el país más ansioso del mundo, según la OMS, con 18,6 millones de personas que sufren de trastornos de ansiedad diagnosticados.
• Entre 2015 y 2021, el consumo de ansiolíticos creció un 77%, según datos de la Asociación Brasileña de la Industria de Medicamentos Genéricos (PróGenéricos).
• Según el Ministerio de la Seguridad Social, en 2023 se concedieron 288.865 beneficios por incapacidad debido a trastornos mentales y conductuales, un aumento del 38% en comparación con 2022.

Claramente, estos números tienen múltiples causas, desde factores socioeconómicos hasta crisis políticas y cambios en la dinámica del trabajo. Sin embargo, una parte significativa de este escenario está directamente relacionada con la cultura del rendimiento y la obsesión por el éxito.

Un estudio publicado por la Harvard Business Review mostró que las personas que vinculan su identidad exclusivamente al trabajo tienen niveles más altos de estrés, insomnio y síntomas depresivos. ¿La razón? Entran en un ciclo donde el valor propio se mide solo por logros externos, creando un vacío existencial permanente.

La Trampa de la Validación Externa y el Ciclo del Agotamiento

La gran paradoja del éxito moderno es que rara vez genera satisfacción duradera.
Por el contrario, impone un modelo donde la búsqueda nunca tiene fin. La lógica es siempre la misma:

• Logras una meta, pero pronto necesitas otra más grande.
• Consigues algo, pero la sensación de plenitud dura poco.
• Eres reconocido, pero pronto sientes que necesitas volver a demostrar tu valor.

Este ciclo no solo es mentalmente agotador, sino que también tiene impactos físicos. Una investigación de la Asociación Americana de Psicología (APA) reveló que el estrés crónico, resultado de la presión por el rendimiento, aumenta en un 23% el riesgo de enfermedades cardiovasculares y puede reducir la esperanza de vida al menos en dos años.

Este patrón también afecta la salud de las organizaciones. El estudio People at Work 2023, del ADP Research Institute, mostró que:

• El 63% de los brasileños no creen que sus gerentes estén preparados para discutir la salud mental en el trabajo.
• El 44% sufre de insomnio y el 60% es sedentario, reflejando los efectos del estrés corporativo.
• La cultura del “hustle” y la hiperproductividad está llevando a un número creciente de trabajadores emocionalmente agotados.

Lo que estamos presenciando, en la práctica, es el agotamiento colectivo de una sociedad que mide el valor humano solo por el rendimiento. Pero la pregunta esencial sigue siendo: ¿por qué insistimos en un modelo que nos destruye?

La Angustia de la Identidad en el Mundo Moderno

Este fenómeno no es nuevo. Filósofos como Sartre y Nietzsche ya nos advertían sobre los riesgos de vivir según patrones externos.

Sartre hablaba de la “angustia de la libertad”, el momento en que nos damos cuenta de que somos responsables de nuestras propias elecciones y que, al seguir patrones impuestos, negamos nuestra verdadera identidad. Cuando vivimos solo para cumplir con las expectativas de la sociedad, en realidad estamos huyendo de nosotros mismos.

Nietzsche, por su parte, criticaba la “moralidad del rebaño”, un concepto que describe cómo la sociedad impone una moral colectiva que suprime la individualidad en nombre de la aceptación. Para él, la verdadera grandeza humana no reside en seguir normas establecidas, sino en desafiarlas y construir nuestra propia moralidad. Ser auténtico, en un mundo que exige conformidad, es un acto de resistencia.

Si aplicamos estas reflexiones a nuestro contexto actual, vemos un patrón claro: la obsesión por el éxito tradicional no es más que una forma moderna de encarcelamiento. En un mundo saturado de expectativas externas, ser auténtico no es una tarea sencilla. El problema no es solo el peso de estas exigencias, sino el hecho de que a menudo ni siquiera nos damos cuenta de que estamos atrapados por ellas.

Aquí surge una cuestión crucial: ¿cómo diferenciar lo que realmente queremos de lo que hemos aprendido a desear?

Para entenderlo, necesitamos volver a la claridad de que vivimos en una sociedad que constantemente nos impone un guion predeterminado, donde el “éxito” se mide superficialmente, desde logros materiales hasta un estilo de vida que imita a otros, empaquetado como una promesa de aceptación y pertenencia. Pero estos objetivos no son necesariamente los nuestros. A menudo son solo reflejos de las expectativas sociales que internalizamos sin cuestionarlas.

Sin embargo, cuanto más seguimos este guion, más nos alejamos de lo que realmente tiene sentido para nosotros. El concepto de éxito que se nos impone no se limita a las métricas financieras o materiales; incluye un conjunto de comportamientos, actitudes y elecciones esperadas que no siempre están alineadas con nuestra esencia. ¿El riesgo? Una vida entera vivida para cumplir con patrones externos, sin nunca encontrar una realización genuina.

El viaje hacia la autenticidad comienza con una profunda conciencia de nuestros propios valores y deseos. No podemos vivir según lo que se espera de nosotros si no sabemos lo que realmente nos importa.

Aquí es donde entra la teoría del Bienestar de Martin Seligman. En su investigación, Seligman destaca que la felicidad genuina no proviene de los bienes materiales o de cumplir con las expectativas sociales, sino de la capacidad de vivir una vida alineada con lo que realmente importa para cada individuo. Propone que, al enfocarnos en elementos como el compromiso y el significado, podemos cultivar un bienestar duradero, resultado del autoconocimiento y la autenticidad, y no del simple logro de metas externas.

Cuando nos volvemos conscientes de las influencias externas que moldean nuestras decisiones, podemos comenzar a adoptar una postura más activa en relación con nuestra propia vida. La autonomía se convierte en un principio fundamental para retomar el control de nuestro viaje. Esto implica no solo desafiar las normas externas, sino también invertir en el proceso constante de autoconocimiento, descubrir lo que nos mueve, lo que nos impulsa y lo que nos da propósito.

Vivir de manera auténtica es, por lo tanto, un acto de valentía. Es desafiar las presiones de un mundo que constantemente intenta encajarnos en un molde. Al alinearnos con quienes realmente somos, no solo podemos vivir de manera más plena, sino también contribuir a la construcción de un mundo más genuino, donde el éxito se mida por nuestra capacidad de ser fieles a nosotros mismos.

El Viaje del Autoconocimiento: Superando la “Mismidad”

La búsqueda de la verdadera autonomía y autenticidad, sin embargo, no es un camino sencillo. Zygmunt Bauman, en su análisis sobre la sociedad contemporánea, nos recuerda que vivimos en un mundo líquido, donde la fluidez y la falta de consistencia son las únicas certezas. En esta realidad en constante transformación, la necesidad de un “lugar seguro” a menudo nos conduce a posturas pasivas, aceptando la realidad tal como es, sin cuestionarla ni buscar alternativas más alineadas con nuestra esencia. El concepto de “mismidad”, que refleja la repetición incuestionada de patrones y elecciones, se instala silenciosamente en nuestra vida como una prisión invisible, impidiendo nuestra evolución personal.

Una de las claves para escapar de este ciclo es el desarrollo de la autoconciencia. William James, filósofo y psicólogo, afirmaba que “lo que hacemos es más importante que lo que conseguimos”, invitándonos a reflexionar sobre lo que realmente importa en nuestro camino. ¿Cuáles son los significados profundos que resuenan con nuestra esencia más allá de los logros externos y superficiales? Esta reflexión nos desafía a cuestionar las motivaciones detrás de nuestras acciones y, lo más importante, nos anima a buscar lo que es verdaderamente auténtico, alejándonos del conformismo impuesto por la sociedad.

En una línea similar, Lao-Tsé, el filósofo chino, propuso que “conocerse a uno mismo” es la clave para una vida íntegra. Este conocimiento profundo de quiénes somos y lo que buscamos no solo requiere autoconocimiento, sino también valentía para aceptar y explorar la complejidad de nuestra naturaleza. El autoconocimiento no es un estado fijo, sino un proceso dinámico de reflexión continua, un ejercicio de desapego de lo familiar y lo cómodo para poder avanzar hacia nuestras propias verdades, por más desafiantes que sean.

Superar el “mismismo”, por lo tanto, requiere un compromiso con esta práctica constante de autoconocimiento. Vivimos en un escenario donde la búsqueda de estabilidad y previsibilidad nos mantiene atrapados en lo que es seguro y familiar. Sin embargo, como ya nos ha advertido Bauman, esta fluidez de la modernidad no debe ser una invitación a la estancación, sino a la transformación. La verdadera libertad surge no en la repetición segura, sino en el enfrentamiento con lo incierto, en la osadía de explorar nuevas posibilidades, desafiar los patrones establecidos y cultivar el valor de ser quienes realmente somos, sin miedo al juicio o desaprobación externa.

Este viaje de autoconocimiento es desafiante, pero esencial. No es un proceso que ocurre de la noche a la mañana, sino una construcción continua, donde, día a día, trabajamos para liberarnos de los miedos que nos limitan y de las convenciones que nos aprisionan. La verdadera libertad de elección, la reconquista de nuestra identidad y autonomía, comienza cuando nos despojamos de lo que nos es familiar y cómodo, y comenzamos a vivir de acuerdo con lo que es verdadero para nosotros, sin la necesidad de conformarnos con lo “normal” establecido por la sociedad.

El Viaje para Vivir Bajo Tus Propios Términos

La verdadera libertad, como nos recuerda Jean-Paul Sartre, reside en nuestra capacidad de hacer elecciones auténticas, libres de imposiciones externas. Estas elecciones a menudo requieren que rompamos con las expectativas de la sociedad y con las convenciones establecidas, un movimiento que, para Sartre, es una verdadera expresión de nuestra libertad existencial. Vivir según nuestros propios términos, por lo tanto, no es un camino fácil, sino un acto revolucionario. Significa desafiar lo que se considera “normal” o “aceptable” y, al mismo tiempo, aceptar la responsabilidad por las consecuencias de esas elecciones. La verdadera libertad no está en la ausencia de responsabilidad, sino en la plena conciencia de nuestra capacidad para moldear nuestras vidas según lo que creemos que es lo correcto.

El sociólogo Pierre Bourdieu, en su teoría del habitus, explica cómo las experiencias sociales y culturales modelan nuestra percepción del mundo, incluidas nuestras definiciones de éxito. Estas influencias, a menudo inconscientes, nos condicionan a adoptar ciertos comportamientos y creencias. Sin embargo, Bourdieu también nos advierte que la conciencia de estas influencias es el primer paso para subvertir esos patrones. Al tomar conciencia de cómo somos moldeados por estas fuerzas externas, podemos comenzar a redirigir nuestra atención hacia lo que realmente importa: lo que es auténtico y verdadero para nosotros, lejos de los modelos impuestos por la sociedad.

Vivir una vida auténtica es mucho más que simplemente resistir la presión de las expectativas externas. Se trata de tomar decisiones que reflejan nuestra esencia, incluso cuando eso signifique nadar contra la corriente. A medida que nos alejamos de las influencias externas, somos llamados a encontrar nuestra propia verdad: la verdad que no se basa en las convenciones sociales, sino en lo que sentimos que es nuestro verdadero propósito.

Un Camino Filosófico y Personal

Vivir de acuerdo con nuestros propios valores requiere una valentía singular: el coraje de romper con las expectativas externas y trazar un camino alineado con nuestra esencia. No es solo una elección, sino un proceso continuo de autoconocimiento y construcción personal. Es una invitación a evolucionar, a redescubrirnos en cada decisión y a abrazar la autenticidad sin miedo a lo que el futuro nos depare.

Cada paso en este camino es un enfrentamiento con el miedo a lo desconocido, pero también una afirmación de la libertad que solo surge cuando seguimos nuestra verdadera esencia. Al dejar atrás lo que ya no nos sirve, creamos espacio para un tipo de felicidad que no se encuentra en los patrones sociales, sino en la profundidad de lo que somos.

Este viaje no es fácil ni rápido, pero es, sin duda, uno de los más gratificantes. No buscamos la aceptación de los demás, sino nuestra propia paz interior. Lo que importa no son los aplausos de la multitud, sino el reconocimiento profundo de quiénes realmente somos y lo que realmente deseamos ser.

La verdadera medida del éxito, por lo tanto, no es una línea de meta, sino un estado interno de paz, realización y equilibrio. No es algo que se conquista de una vez por todas, sino un proceso continuo de llegar a ser quienes realmente somos. Se trata de abrazar el desafío de la autenticidad, de actuar con valentía y humildad, y de construir una vida que tenga significado para nosotros, independientemente de las expectativas externas. Este es el viaje de la verdadera libertad y del éxito auténtico.

Este viaje de autenticidad también resuena en varias otras dimensiones de la vida, como en las relaciones personales, la carrera profesional y el bienestar general.

En el ámbito profesional, al abrazar quienes somos realmente, somos más capaces de tomar decisiones que alinean nuestras habilidades y pasiones con nuestro camino profesional. Esto puede significar elegir una carrera o un rol que resuene más con nuestros valores y con lo que realmente buscamos en nuestra vida profesional. Los profesionales que viven según sus propios términos generalmente experimentan mayor satisfacción en el trabajo, son más creativos y más eficaces. Después de todo, cuando nuestra carrera refleja nuestra autenticidad, la motivación y el compromiso tienden a ser mucho más consistentes.

En las relaciones personales, vivir de manera auténtica también es transformador. Cuando somos fieles a nosotros mismos, las relaciones tienden a volverse más genuinas, profundas y significativas. En lugar de preocuparnos por agradar a los demás o cumplir con las expectativas externas, comenzamos a conectarnos con las personas de manera más genuina y transparente. Esto genera relaciones basadas en el respeto mutuo, la comprensión y la aceptación, creando una red de apoyo que fortalece nuestro camino.

A nivel personal, esta libertad de vivir con autenticidad nos proporciona una paz interior duradera, ya que ya no estamos atrapados por imposiciones externas. Cuando actuamos de acuerdo con nuestros valores y principios, podemos manejar mejor los desafíos de la vida. La sensación de estar alineados con nosotros mismos, incluso en la adversidad, nos da resiliencia y equilibrio emocional.

La Práctica de la Autenticidad

Vivir según tus propios términos no tiene por qué ser un concepto distante o idealista. Puede comenzar con decisiones pequeñas, pero poderosas, en tu vida cotidiana, que gradualmente moldean la forma en que te relacionas con el mundo y contigo mismo. Aquí hay algunas áreas donde estas decisiones pueden tener un impacto transformador:

1. En el Trabajo: En el entorno profesional, la autenticidad comienza al tomar decisiones que alinean tus pasiones, habilidades y valores con tus actividades diarias. Puede ser tan simple como asumir un proyecto que realmente resuene con lo que consideras importante, en lugar de seguir una tarea que solo cumpla con las expectativas externas. Esto puede incluir pedir más responsabilidades que correspondan a tu verdadero potencial o incluso redefinir tu rol si sientes que ya no está alineado con tus valores. A largo plazo, estas pequeñas decisiones crean un camino profesional más significativo y gratificante.

En la práctica: Si eres alguien que se preocupa profundamente por la innovación, considera proponer nuevas soluciones o ideas en tu trabajo, incluso si eso desafía la forma en que se han hecho las cosas. Tal vez sea una idea que aún no ha sido considerada por el equipo, pero tú crees que es esencial. Esta actitud de adelantarse, de contribuir según lo que realmente crees, es un ejemplo de vivir según tus propios términos.

2. En las Relaciones:

En el ámbito personal, ser auténtico significa construir relaciones genuinas, no superficiales. Esto puede comenzar con la elección de quién deseas mantener cerca. A veces, esto significa alejarse de personas que no aportan a tu vida de manera significativa. El enfoque no debe estar en complacer a los demás o seguir las normas sociales, sino en conectarse con aquellos que comparten tus valores y que verdaderamente respetan tu individualidad.

En la práctica: Durante una conversación con un amigo o pareja, por ejemplo, en lugar de esconder tus sentimientos u opiniones para evitar conflictos, eliges ser vulnerablemente honesto, compartiendo tu perspectiva auténtica. Esto crea un espacio para una relación más transparente y fortalece los lazos, incluso cuando la verdad no es necesariamente fácil de decir.

3. En la Salud:

La salud física y mental también se ve profundamente impactada por vivir de manera auténtica. Cuando eliges cuidar tu cuerpo de una manera que resuene con tus valores, y no con lo que los demás esperan o lo que está “de moda”, te fortificas desde adentro hacia afuera. Esto puede ir desde decidir adoptar un estilo de vida más activo que se alinee con tus preferencias, hasta ser honesto contigo mismo sobre tus necesidades emocionales y buscar ayuda cuando sea necesario.

En la práctica: Si te sientes agotado o abrumado, en lugar de seguir funcionando en piloto automático, eliges tomar un descanso. Puede ser una caminata al aire libre, practicar meditación o incluso un día de descanso. Escuchar tu cuerpo y respetar tus propias necesidades es una forma poderosa de vivir según tus propios términos.

La Vida que Vale la Pena Vivir

Vivir según tus propios términos no es solo una elección; es una revolución interna. Como nos enseñan los filósofos existencialistas como Sartre y Kierkegaard, la verdadera libertad surge cuando asumimos total responsabilidad por nuestras elecciones, independientemente de las imposiciones externas. Kierkegaard nos recuerda que “la puerta de la felicidad se abre hacia adentro; hay que retroceder un poco para abrirla” — un llamado a mirar hacia adentro, desprendernos de las expectativas ajenas y encontrar, en la autenticidad, la forma más pura de libertad.

Al abrazar esta libertad, no solo te alejas de las expectativas sociales, sino que también te acercas a una felicidad más profunda, aquella que no depende de validaciones externas. La verdadera felicidad es una construcción interna, enraizada en el autoconocimiento, donde el viaje se vuelve tan valioso como el destino. Está enraizada en la idea de que la vida, incluso en sus imperfecciones y desafíos, es digna de ser vivida cuando estamos en sintonía con nuestra esencia más pura.

La búsqueda de una vida auténtica, a pesar de los desafíos, también es un acto de valentía. En tiempos de incertidumbre, la tendencia es sucumbir a las viejas certezas y patrones. Pero es precisamente al abrazar esta incertidumbre que encontramos nuestra verdadera fuerza. En un mundo líquido, como propone Bauman, donde todo es volátil e inestable, mantenerse fiel a uno mismo es la mayor forma de resistencia.

Este viaje requiere valentía para romper con lo convencional y cuestionar las verdades establecidas. Como nos convoca Nietzsche, no se trata solo de seguir un camino predeterminado, sino de crear el tuyo propio, de abrazar el proceso continuo de autodescubrimiento, alineándote con tu propósito más profundo, incluso cuando el camino por delante sea incierto.

Al final, el verdadero éxito no se mide por los logros externos ni el reconocimiento. Es la paz interior, el sentimiento de alineación con lo que realmente importa y la certeza de estar viviendo de acuerdo con tus propios valores. Esta es la vida que vale la pena vivir — una vida que solo tú puedes construir, según tus propios términos, con autenticidad y valentía.

La pregunta que queda es: ¿qué estás dispuesto a dejar atrás para vivir de acuerdo con lo que realmente importa para ti? Si aceptas el desafío, estarás dando el primer paso hacia una vida más significativa, equilibrada y verdadera, donde el éxito se mide por la paz interior y la realización personal. El camino es tuyo — y empieza ahora.

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Gracias por leer y ver la última publicación exclusiva de Marcello de Souza sobre el comportamiento humano.

¡Hola, soy Marcello de Souza! Comencé mi carrera en 1997 como líder y gerente en una gran empresa en el mercado de TI y Telecom. Desde entonces, he liderado grandes proyectos de estructuración, implementación y optimización de redes de telecomunicaciones en Brasil.
Impulsado por la curiosidad y la pasión por la psicología comportamental y social, en 2008 decidí profundizar en el universo de la mente humana. Desde entonces, me he convertido en un profesional dedicado a desentrañar los secretos del comportamiento humano y a catalizar cambios positivos en individuos y organizaciones.

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• Master Coach Senior: Guío a mis clientes en su búsqueda de metas personales y profesionales, logrando resultados extraordinarios.
• Especialista en Presencia Ejecutiva: Potencio la capacidad de los líderes y ejecutivos para influir y comprometer a sus equipos con autenticidad y confianza.
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• Formador de Líderes: He formado líderes para desarrollar habilidades estratégicas y emocionales esenciales para un desempeño eficaz y sostenible.
• Especialista en Lenguaje Comportamental y Oratoria: Ayudo a las personas a comunicarse de manera clara e impactante, tanto en presentaciones como en interacciones diarias.
• Desarrollador Cognitivo Comportamental: Utilizo técnicas avanzadas de TCC para ayudar a las personas a superar obstáculos y alcanzar el equilibrio mental.
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• Conferencista, Profesor, Autor e Investigador: Comparto conocimientos a través de eventos, conferencias y publicaciones para inspirar cambios positivos.
• Especialista en Diseño de Ambientes Organizacionales: Creo ambientes que favorecen la colaboración, la innovación y el bienestar en el lugar de trabajo.

Formación Académica: Soy doctor en Psicología Social, con cuatro posgrados y varias certificaciones internacionales en Gestión, Liderazgo y Desarrollo Cognitivo Comportamental. Mi experiencia incluye cientos de conferencias, entrenamientos, charlas y artículos publicados.

Soy coautor del libro “El Secreto del Coaching” y autor de “El Mapa No Es el Territorio, el Territorio Es Tú” y “La Sociedad de la Dieta” (el primero de una trilogía sobre el comportamiento humano en tiempos contemporáneos, publicado en septiembre de 2023).

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Presentación y Adaptación: Marcello de Souza

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