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DESARROLLO DEL COMPORTAMIENTO APLICADO EN LIDERAZGO Y GESTIÓN DE PROYECTOS

La idea de discutir la mejor forma de vivir, organizarse y liderar no es reciente. Desde los primeros relatos mitológicos, este tema se aborda de diversas maneras. A partir de ahí, se presentan cinco grandes pensadores que pueden ayudar a configurar la visión de las características básicas que un líder debe poseer para estar capacitado para liderar un proyecto.

Quizás la primera obra literaria que demuestra la importancia del liderazgo sea la “Teogonía”. Hesíodo escribió la Teogonía: El origen de los dioses, alrededor del 750 a.C. y 650 a.C. Su obra constituye el mito cosmogónico (descripción del origen del mundo) de los griegos, que se desarrolla con la generación sucesiva de los dioses y, al final, con su interacción con los hombres, originando así a los héroes.

Zeus es la clara y concreta representación del liderazgo. A través de la maestría en la capacidad de gestión, organiza las funciones y las necesidades de cada cosa. La figura de Zeus se convierte así en la representación de un gran líder, generando equilibrio, reconocimiento y trayendo armonía donde había discordia.

Cuando Zeus asume su lugar en el trono como el principal líder, toma acciones organizativas extraordinarias que están en sintonía con la actual idea de descentralización del poder, distribuyéndolo entre sus aliados. Divide las responsabilidades para que cada uno pueda hacer lo mejor en lo que domina. Esto representa una lección memorable de la mitología sobre el atributo de un gran líder. En otras palabras, se destaca la importancia de otorgar a los subordinados la soberanía deliberativa en lo que dominan, permitiendo el perfeccionamiento de cada uno para realizar lo que mejor saben hacer. Cuando Zeus entrega los océanos a Poseidón, el cielo a Urano y la tierra a Gea, distribuye para que cada uno tenga una función específica para el buen funcionamiento del mundo, de acuerdo con sus habilidades.

Siguiendo esta visión, queda claro que liderar no es tener más habilidades y dominar todos los temas, estando por encima de todo y todos, sino saber descubrir los talentos y la especificidad de cada individuo, dándole la capacidad de gestionar soberanamente lo que está de acuerdo con su conocimiento y responsabilidad. A diferencia de un liderazgo explotador, es dar a los colaboradores la capacidad de hacer lo mejor y no ser cínico, de fachada, como suele suceder. Esto forma parte de una enseñanza de humildad y extrema eficacia sobre los resultados.

Platón, a través de sus diálogos socráticos escritos y narrados en primera persona por Sócrates, deja una visión muy peculiar sobre la forma de evaluar la capacidad humana para liderar. Para Platón, los líderes deberían ser aquellos con almas evolucionadas, ya que para él el liderazgo tiene que ver con la sabiduría. Platón hablaba de “alma de oro”, aquella que posee brillo e inteligencia y que proviene solo de los pensadores, quienes tienen el poder de decisión. Cuanto mejor sea el alma, más preparada estará para liderar, ya que tiene la capacidad de comprender, mediante la observación del mundo, qué y dónde encontrar la solución. Solo ella está preparada, con discernimiento, astucia y todo lo que ennoblece el alma.

El pensamiento de Platón ya conforma otra forma de apreciar el liderazgo. Su criterio de liderazgo no radica en el aplauso, el voto, la simpatía, la colectividad, sino en la propia competencia. No hay ninguna razón para que el individuo lúcido sea aplaudido por los demás; lo normal es que a nadie le guste y que no despierte pasiones y entusiasmo en las grandes masas, ya que el gran líder se conquista exclusivamente a través de la capacidad intelectual. Por lo tanto, para él, el liderazgo tiene que ver con el conocimiento. Un buen líder es aquel que busca en el conocimiento constante su mejora como ser humano.

Aristóteles creía que todo en el universo tiene un propósito dentro de un sincronismo perfecto. Ante esto, Aristóteles deja tres grandes lecciones para reflexionar: la primera es que, para sentirse realizado, es necesario encontrar dentro de uno mismo lo que tiene sentido. La segunda es que cada ser humano posee una excelencia particular o un talento individual, un don especial o una capacidad única, que, cuando se cultiva, se refina y se pule, da rigidez al logro. La tercera, la manera más segura de cada uno de sus dones y, por lo tanto, alcanzar la realización, está en adquirir hábitos virtuosos, evitando extremos y adoptando proporciones buenas, correctas y justas. Por eso, una de las grandes virtudes del ser humano es conocerse a sí mismo, darse cuenta de quién es y qué busca realmente. Por lo tanto, el papel del ser humano tiene que ver con las habilidades y talentos de cada uno dentro de este sistema.

Este pensamiento lleva a reflexionar que un buen líder para Aristóteles será aquel que permita que en su equipo cada uno encuentre su papel en el sistema, de acuerdo con sus dones. Por lo tanto, la gran preocupación de un gran líder es precisamente ofrecer condiciones que permitan descubrir lo antes posible su papel, facilitando discusiones para que se encuentre la aptitud para ser feliz, sonreír, con pasión, y permitir que todo funcione bien, y que el todo funcionando represente vivir bien. Sacando así el máximo provecho de cada uno de sus liderados, y esto no significa azotar o esclavizar, todo lo contrario, significa hacer lo que cada uno hace mejor, con excelencia. Encontrando la excelencia, se encuentra el camino para ser feliz.

Maquiavelo enseña que un líder es alguien que ejerce un cierto poder sobre los seguidores, lo que implica que dentro de ciertos límites hay quienes lideran y quienes son liderados. Los líderes son aquellos que influyen en los seguidores, siendo estos incapaces de decidir por sus propias vidas, sintiendo la necesidad de alguien que los guíe a través de la vida. En otras palabras, Maquiavelo afirma que esta posición de líder es agradable para algunos, ya que cree que hay personas que no se sienten bien en la condición de liderar ni en sus propias vidas para decidir sus propias elecciones. Por lo tanto, muchos se sienten bien cuando otros deciden por ellos, abrazando una servidumbre voluntaria.

En este sentido, un líder es alguien a quien le gusta tener poder, con una perspectiva determinante de la capacidad de tener poder y decidir por él y por los demás. Por lo tanto, aquellos que asumen el liderazgo por imposición sin tener ninguna aptitud para la función, para Maquiavelo, son un pésimo ejemplo de liderazgo que ni siquiera considera como tal.

Maquiavelo dice que un líder actúa bien al conservar el poder y actúa mal al perderlo. La mejor manera de conservar el poder es a través del aplauso de los seguidores, lo que hoy se llama legitimidad. Pero si eso no es posible, entonces se debe conservar el liderazgo a cualquier precio, incluso si es necesario usar la fuerza para mantener el poder, pudiendo reemplazar al seguidor insatisfecho o eliminarlo.

Finalmente, desde un análisis antropológico de la gestión y el liderazgo, es importante mencionar el habitus de Pierre Bourdieu. Bourdieu reconsidera la estructura social, indicando que el líder contemporáneo está relacionado con el entorno, con todo su contenido. Considerando que el entorno insertado hace que sus actitudes, acciones y comportamiento sean relevantes para los objetivos del liderazgo, requiriendo flexibilidad en las acciones. El líder contemporáneo posee un cierto capital, diferente del dinero; se relaciona con el reconocimiento social. El liderazgo nunca tiene como base los adjetivos atribuidos a los líderes, sino más bien el reconocimiento en relación con él, siendo así una forma de relación entre las personas. El liderazgo está en la forma de relacionarse, muy particular, variando mucho del espacio social frecuentado, y la sociedad está dividida entre campos, y cada campo tiene su propio juego. El líder lidera a aquellos que se proponen liderar lo que se alinea con sus habilidades. En otras palabras, cada uno en su campo, su especificidad según sus aptitudes.

Hasta este punto, en estas breves citas, es evidente que muchos pensadores han sido capaces de presentar como parte fundamental la descripción precisa del comportamiento de una concepción de un buen líder. El comportamiento humano es la base fundamental para el liderazgo y para lograr la conciencia del comportamiento es necesario precisamente desarrollar el comportamiento humano.

Por lo tanto, la conciencia de la importancia de la gestión para el desarrollo de un entorno organizado está presente en todos los períodos descritos por los humanos. En la diversidad social, hubo varias formas de presentar el tema, que finalmente dieron forma a muchas obras literarias escritas por grandes pensadores cuyo objetivo principal era precisamente buscar el encuentro en cuál es la mejor manera de vivir en sociedad. Intrínseco a esto está la visión sistémica del papel del liderazgo en la gestión y su importancia en la vida humana. Desarrollar el liderazgo es precisamente reconocer las necesidades humanas de manera organizada y hacer la gestión es la búsqueda del equilibrio ético en las relaciones entre esas necesidades. Dejando el caos atrás para la creación de una estructura ordenada en un mundo que nunca deja de cambiar.

Independientemente de la situación, el líder representa un proyecto, una empresa, un equipo, un grupo o incluso una sociedad. El liderazgo es un proceso vivo y sistémico, y como en cualquier sistema, está sujeto a cambios, evolución, división y transformación. No es necesario ir muy lejos para darse cuenta de que a lo largo de la historia, el ser humano por naturaleza siempre está en busca de desafíos, buscando superar sus propios límites. Imagina cómo sería la composición de una organización o sociedad sin líderes, o incluso cómo sería posible el desarrollo de proyectos incomparables como las pirámides de Egipto, la Gran Muralla China, el Templo de Salomón, la Torre Eiffel, el Coliseo, el Panteón, la Bomba Atómica, el Genoma, la Estación Espacial y la llegada del hombre a la Luna sin su presencia.

El hecho es que, en la búsqueda de una mejor manera de estructurar la vida humana, ha surgido la necesidad de encontrar formas más eficientes de desarrollar todo lo relacionado con el comportamiento humano. Desde entonces, enfrentando la necesidad, han ido surgiendo modelos a lo largo del camino evolutivo de la vida para mejorar la eficiencia y el desarrollo de todo lo que se ha creado. A lo largo de las épocas, los seres humanos, independientemente de la diversidad de culturas, han ido formando nuevas formas de vivir, ya sea a través de productos o servicios, introduciendo cambios e innovaciones en sus procesos para aumentar la eficiencia en sus diversos proyectos.

Es factible afirmar que cada una de estas demandas se enfrenta a obstáculos que involucran una serie de requisitos, exigiendo más que simplemente dominar la ejecución de proyectos, desde la organización de la mano de obra hasta la originalidad de las funcionalidades, estándares y técnicas de construcción. Por lo tanto, tiene sentido buscar formas más eficientes de gestionar estos proyectos.

Esto se debe a que el proceso evolutivo se ha vuelto cada vez más acelerado y, con tantos cambios continuos, las personas, las empresas y los negocios se han visto en la necesidad y, al mismo tiempo, en la oportunidad de definir su lugar en esta constante evolución del comportamiento, principalmente frente a sus acciones sociales y económicas que han ocurrido a partir del siglo XX.

Dada la influencia que estaban experimentando los medios científicos y tecnológicos, a mediados del siglo XX comenzaba en el mundo un proceso de transformación del conocimiento que generaba cambios radicales en el perfeccionamiento y los nuevos descubrimientos en todos los campos, ya sea ingeniería, medicina, psicología, etc. Esta transformación tuvo un fuerte impacto en el comportamiento de las personas, especialmente en la forma de relacionarse e interactuar como individuos en la sociedad, provocando profundas alteraciones sociales, económicas y políticas. El perfeccionamiento de la gestión de proyectos comenzó a tomar su forma moderna precisamente en este período. Los diversos modelos de negocio que se desarrollaron compartieron una estructura de soporte común: los proyectos son liderados por un gerente, quien a su vez debe tener un perfil de líder, reuniendo a las personas en un equipo y asegurando la integración y comunicación de los flujos de trabajo a través de diferentes departamentos.

La gestión adecuada de proyectos es una pieza clave en el desarrollo actual de los negocios y la sociedad. No se gestiona un proyecto por el simple hecho de gestionar. La creación de un nuevo producto, la construcción de un edificio, el desarrollo de una determinada área o departamento, la búsqueda para encontrar la cura de una enfermedad, son ejemplos de los desafíos diarios de las organizaciones que dependen de proyectos, y nada más coherente que realizarlos con excelencia. Para esto, la función de un gerente de proyectos es fundamental.

El mundo está en constante y completa reinvención, y con tantos y continuos cambios, las organizaciones también tienen la necesidad y la oportunidad de definir su lugar en esta evolución constante del comportamiento, especialmente frente a sus clientes. Estos cambios representan la transformación del negocio de principio a fin y afectan a toda la organización. Antes, las empresas podían esperar meses para analizar, planificar y proyectar reacciones en el mercado, sin embargo, ahora, después de la revolución de la información, existe una gran posibilidad de perder el momento adecuado y quedarse atrás, dando espacio a los competidores.

Por lo tanto, las antiguas creencias de consumo ya no son aplicables en la actualidad. La transformación de esta generación exige un cambio desde adentro de las empresas, teniendo en cuenta la cultura y la dinámica del negocio. Los antiguos modelos de gestión de proyectos, tecnocráticos, formas jerárquicas de control, ya se han vuelto obsoletos y tienen muy poca aplicabilidad en la actualidad. Lo que se debe entender es que para sobrevivir, las organizaciones deben priorizar un enfoque holístico. Implementar tecnologías personalizadas, saber cómo y dónde encontrar talento, desarrollar una nueva cultura del conocimiento, fomentar la creatividad y la innovación, así como definir estrategias, no solo con el mercado, sino también con la gestión. Con esto, el papel de un gerente de proyectos también ha cambiado, ya no son aceptables los modelos arcaicos y tradicionales.

Ya no hay espacio para gerentes de proyectos temerosos que ejercen su poder de manera autocrática y no ganan a sus equipos por admiración. Hoy en día, es necesario el surgimiento de mentores que iluminen el camino para que todos estén listos para cambios continuos y constantes innovaciones, operando en organizaciones cada vez menos verticales y más horizontales. Por lo tanto, este gerente debe saber motivar a las personas, y esto está relacionado con la capacidad emocional, que se ha vuelto el factor primordial para el éxito y marca la diferencia en los resultados obtenidos. Estimular a las personas con mejores recompensas, amenazarlas con sanciones más severas o establecer jerarquías de control ya no funciona.

Este artículo tiene como objetivo presentar las dificultades y responsabilidades de los proyectos y cómo el desarrollo comportamental puede ayudar a este nuevo líder de proyectos. Se puede entender que el liderazgo siempre ha sido tema de discusión para muchos pensadores y que su comprensión hace toda la diferencia frente a la responsabilidad que la propia función conlleva. Con esto, existen herramientas que permiten el perfeccionamiento y la capacidad de liderazgo, a través de técnicas y herramientas elaboradas para el desarrollo comportamental, que proporcionan a la persona la capacidad de percibir nuevas posibilidades no solo a través de una visión externa, sino también de manera introspectiva.

Experimentar el desarrollo comportamental es perfeccionar la percepción sistémica, permitiendo ser responsable por sí mismo, no como una lección moral, sino como un instrumento para convertirse en dueños de la historia y elecciones conscientes de la propia vida.

Como se describe en este artículo, queda claro que el desarrollo comportamental aliado al liderazgo de proyectos sugiere un camino de desarrollo de las personas que sea congruente con la realidad del mercado, favoreciendo resultados efectivamente positivos que no se logran de otras formas. Al mismo tiempo, se suma a las necesidades personales y profesionales para que puedan surgir desde una nueva perspectiva. En un movimiento que comienza de adentro hacia afuera, el gestor se desarrolla y potencia a personas y empresas, despertando lo mejor de cada uno, integrando las necesidades de todos de manera sistémica.

Profundizar en los conocimientos descritos marcará la diferencia en la percepción de la gestión. El desarrollo comportamental es hoy un foco de estudio en la integración de cómo administrar el negocio y la propia vida. Los cambios son necesarios e inevitables, según cita Sisódia, el mundo corporativo está inmerso en este nuevo ciclo de transición personal en el que las personas están mirando más hacia su interior, buscando un sentido existencial en el mundo exterior.

Queda claro que los modelos actuales de gestión de proyectos deben ser redefinidos, por lo tanto, los trabajos futuros deben centrarse en la búsqueda de nuevos modelos motivacionales y en el desarrollo comportamental dentro de las empresas. También deben extender el estudio a modelos modernos y funcionales de organigramas jerárquicos, buscando mejorar la interrelación entre las personas y la empresa.

En conclusión, la fusión del desarrollo del comportamiento con el liderazgo de proyectos ofrece un camino prometedor para el crecimiento personal y profesional. A medida que navegamos por el cambiante panorama de los negocios y la vida, la comprensión de que el liderazgo va más allá de la mera gestión de tareas se vuelve crucial. El cambio hacia la introspección interna, junto con la adaptabilidad externa, crea un enfoque dinámico de liderazgo capaz de enfrentar los desafíos del mundo moderno. Futuros esfuerzos deben centrarse en refinar modelos motivacionales, mejorar las dinámicas interpersonales y explorar estructuras organizativas holísticas. Adoptar estos cambios no solo redefinirá la gestión de proyectos, sino que también remodelará la forma en que las personas lideran, allanando el camino para un futuro más resiliente, empático y exitoso tanto en el ámbito profesional como personal. Al embarcarnos en este viaje transformador, la integración del desarrollo del comportamiento y el liderazgo se convierte no solo en una estrategia, sino en una filosofía que capacita a las personas para navegar las complejidades con gracia y propósito.

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GRACIAS POR LEER Y VER A MARCELLO DE SOUZA EN OTRA PUBLICACIÓN EXCLUSIVA SOBRE EL COMPORTAMIENTO HUMANO

¡Hola, soy Marcello de Souza! Comencé mi carrera en 1997 como líder y gerente en una gran empresa del mercado de TI y Telecomunicaciones. Desde entonces, he participado en importantes proyectos de estructuración, implementación y optimización de redes de telecomunicaciones en Brasil. Inquieto y apasionado por la psicología del comportamiento y social. En 2008, decidí adentrarme en el universo de la mente humana.

Desde entonces, me he convertido en un profesional apasionado por descifrar los secretos del comportamiento humano y catalizar cambios positivos en individuos y organizaciones. Doctor en Psicología Social, con más de 25 años de experiencia en Desarrollo Cognitivo Conductual y Organizacional Humano. Con una amplia carrera, destaco mi actuación como:

– Master Coach Sénior y Formador: Guiando a mis clientes en la búsqueda de metas y desarrollo personal y profesional, obteniendo resultados extraordinarios.

– Chief Happiness Officer (CHO): Fomentando una cultura organizacional de felicidad y bienestar, impulsando la productividad y la participación de los empleados.

– Experto en Lenguaje y Desarrollo del Comportamiento: Potenciando habilidades de comunicación y autoconocimiento, capacitando a individuos para enfrentar desafíos con resiliencia.

– Terapeuta Cognitivo Conductual: Utilizando terapia cognitivo-conductual de vanguardia para ayudar a superar obstáculos y lograr una mente equilibrada.

– Conferencista, Profesor, Escritor e Investigador: Compartiendo conocimientos e ideas valiosas en eventos, capacitaciones y publicaciones para inspirar cambios positivos.

– Consultor y Mentor: Aprovechando mi experiencia en liderazgo y gestión de proyectos para identificar oportunidades de crecimiento y proponer estrategias personalizadas.

Mi sólida formación académica incluye cuatro postgrados y un doctorado en Psicología Social, junto con certificaciones internacionales en Gestión, Liderazgo y Desarrollo Cognitivo Conductual. Mis contribuciones en el área son ampliamente reconocidas en cientos de clases, entrenamientos, conferencias y artículos publicados.

Coautor del libro “El Secreto del Coaching” y autor de “El Mapa No Es el Territorio, el Territorio Eres Tú” y “La Sociedad de la Dieta” (el primero de una trilogía sobre el comportamiento humano en la contemporaneidad – 05/2024).

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